Ver cómo mi casa se va llenando poco a poco de posesiones preciadas me produce una sensación reconfortante. En comparación con salir a interactuar socialmente, pasar los fines de semana solo en casa permite que mi yo interior florezca.
La rutina diaria del trabajo puede ser agotadora, y tratar de mantenerse al día con las tendencias actuales durante el tiempo libre, obligándose a interactuar socialmente, solo disminuye la sensación de libertad y alegría. Lentamente pero con seguridad, uno puede perderse en las complejidades de la vida.
Alguien dijo una vez que la vida tiene tres niveles:
El primer nivel es la vida material,
El segundo nivel es la vida espiritual,
El tercer nivel es la vida del alma.
Al igual que la disposición de mi casa, aspiro a ser testigo de hermosos paisajes sin tener que salir. Anhelo que la luz del sol inunde la casa en los días soleados. Durante las renovaciones, quité las puertas corredizas del balcón y las puertas francesas de la cocina, creando una sala de estar espaciosa y perfectamente conectada con una vista impresionante. Enmarqué la belleza de cada estación dentro de mi hogar.
Cada aspecto de mi casa está elegido meticulosamente según mis preferencias, desde los principales electrodomésticos hasta los pequeños detalles como los cojines, las mantas e incluso el cubo de basura.
En una mañana lluviosa, apoyado en el ventanal, disfruto de la vista exterior y dejo que mi mente divague. Cuando estoy cansado, me estiro en el sofá, despojándome de todas mis defensas, deleitándome con la libertad y la relajación.
Que cada uno se trate con amabilidad:)
En este mundo caótico, todos necesitamos un lugar donde podamos dejar de lado las fachadas, un lugar conocido para siempre como nuestro hogar.